viernes, 26 de junio de 2009

El mito, la leyenda...

Se ha ido. El Rey ha muerto. El mundo entero llora su pérdida. A los 50 años de edad, y en puertas de iniciar una nueva gira mundial, su corazón dijo basta. En Los Ángeles, en su mansión de Bell Air, ahora reina algo impensable en el hogar de Michael: El silencio. Llegó muerto al hospital, dejando atrás millones de sentimientos que “Nunca jamás” morirán. El Peter Pan americano, odiado y amado como el que más, se marchó a las 2 de la tarde del jueves 25 de Junio de 2009. Sin duda mucho antes de lo que él tenia previsto y muchísimo antes de lo que sus millones de fans, seguidores, e incluso los que no lo somos, pensábamos. ¿Es justo morir a los 50 años?La respuesta es mucho más simple que la obviedad: Nunca es justo que alguien muera, como tampoco es justo que miles de niños se mueran de hambre poco a poco o que alguien tras una dura lucha le venza una enfermedad. Pero en su caso, tampoco quiero analizar si su salud, si sus excentridades o su forma de vida era la más propicia para ser más o menos longevo. Simplemente se fué. Y ahora hay que dar el paso siguiente: Recordarle. Es verdad que yo no soy fan de el. Quizás porque mi adolescencia la estoy viviendo en otra época o porque soy fan de otro grupo que me hace sentir millones de cosas, asi como hay millones de fans en todo el mundo que sienten esas cosas por Michael Jackson. Escribo esto por ellos, y por ese gran artista que se ha ido a un lugar mejor. Puede que mis palabras no os sirvan de nada, ni siquiera soy fan, pero puedo entenderos, de verdad. No sé que me pasaria a mi si mi grupo favorito... No quiero ni imaginarmelo o rompo a llorar y no hay quien me pare. Se ha ido más que un idolo para vosotros, un amigo, era uno más de la familia, la mayoria de vosotros habéis crecido con sus canciones, junto a el, podeis sentir esa adrenalina y esa emoción al escuchar alguna de sus canciones... Formaba parte de vosotros y sentis un vacio que nada puede reemplazarlo. Esa seria mi descripición de como me sentiria yo si estuviera en vuestro lugar. En la televisión salian chicas, niños, ancianos... llorando y rezando por el. Eso me ha tocado y no he podido evitar soltar unas lágrimas. Lágrimas al ponerme en vuestro lugar, lágrimas al imaginar como deben de estar todos esos fans que contaban los dias para poder cumplir su sueño de asistir a uno de sus conciertos, y que por cosas de la vida jamás podrán cumplir. Yo también he crecido con sus canciones. ¡Como olvidar esos bailes de Thriller! El ya era una leyenda antes de dejarnos. Un mito. Todo un icono musical y de la moda. Sus rizos mojados, la chaqueta roja y negra de cuero, los jeans estrechos y doblados, los mocasines, las chaquetas tipo militar y calcetines blancos, el guante blanco en una mano y los calcetines con lentejuelas brillantes son parte de la herencia que en la moda dejo Michael. Era un genio musical. Un héroe. Ya lo dijo otro de los grandes que también nos ha dejado, Frank Sinatra: "El único cantante masculino que he visto además de mí mismo, y quien es mejor que yo es Michael Jackson". Thriller, uno de sus discos, es el más vendido de la historia de la música, con nada más y nada menos que 109 millones de copias. Su música ha transpasado fronteras, idiomas, generaciones. Y estoy segura, que perdurará para siempre. Este ha sido mi pequeño homenaje a un fenómeno de la música, ha sido todo un modelo a seguir para miles de personas por sus labores humanitarias y su increible carrera musical. Mis respetos a este gran artista y a toda su familia.
Adiós Michael Joseph Jackson. Adiós mito. Adiós rey del pop. Adios Jacko, descansa en paz.

We will never forget you... 1958-2009

jueves, 25 de junio de 2009

Tratando de encontrar mi lugar

Ahi estaba yo, jugando entre las rocas de aquel acantilado, y sabia que una misma ventana y un mismo paisaje podían ser mi peor condena. Con toda la vida por delante, más alla de todo esto, necesitaba la perspectiva, las dudas, las tormentas y la calma del futuro incierto que se avecinaba, acumulando experiencias, emociones y pequeñas anécdotas para dilatar las sobremesas carentes de bostezos.
Durante aqullos tiempos empecé a degustar buenas canciones de ese grupo que me hacía vibrar, llorar, reir... y todo al mismo tiempo, un sentimiento mágico. Sin saber a quien terminaria conociendo en el refugio de cada uno de sus conciertos, acortando las distancias. A lo largo y ancho de los dias sonreia cada vez que me invadia un presentimiento positivo, agradeciendole a Dios la suerte de poder compartir mi ignorancia con las personas adecuadas. Me gustaba escuchar a los más ancianos porque recopilaba la nostalgia de sus recuerdos y la iba metiendo en este equipaje invisible, implicándome en historias ajenas que ahora van conmigo a todas partes. Así aprendí como, al parecer, por razones genéticamente desconocidas, nos emociona la idea de ir dejando huella.
Pasé los primeros años de mi vida entre autobuses de ida y vuelta, dentro de un mundo marcado por la rutina, pero era inocente, feliz y entusiasta. Salí en busca de la otra libertad y comprendí que a menudo hablaba sin conocer la magnitud de mis palabras... Cuando, sin esperarlo ni buscarlo, llega el momento en el que el mundo deja de ser entusiasmante y se transforma en un parque de atracciones, repleto de espejos que no reflejan lo que quiero ver en ellos, dejo que algunas obras se queden a medias...y sigo mi camino. De repenté, llegó el impacto de la nostalgia y el sinsentido de la ausencia, el estupor de la arrogancia y el carro pesado de las responsabilidades.
He sido una vagabunda incompleta, con mis verdades a cuestas, y la vida ha girado como una ruleta compleja y absurda, que no siempre daba vueltas a mi antojo. Algunas veces me brinda recompensas más bonitas de las que me espero, y en ocasiones (contadas pero intensas) he sabido cómo cambiarlo todo y cómo sentirme mejor, repartiendo falsas esperanzas. Yo solía correr con mi perro hasta el final de la calle, hasta que un día sus ladridos despertaron mi conciencia y nunca más supe de el. No hubo billete de vuelta. Los sábados de mi adolescencia me los pasaba junto a mis dos mejores amigas, riendonos, en casa de alguna, soñando con viajar y conocer a nuestro principe azul que ya tenia un nombre y apellido aunque era algo inalcanzable, salir de esa pequeña ciudad donde crecí y que cada vez sentia menos mia, por eso, al final la abandoné a cambio de nuevas aventuras.
Antes de poder emprender mis primeras aventuras, ya iba de ciudad en ciudad, y de concierto en concierto, desde mi habitación empapelada de posters, mientras la mayoria de adolescentes lo hacian de boca en boca, como los niños saltando de charco en charco. Llegar tarde en algunas cosas significó llegar antes de lo previsto a otras -según me declararon- pero por razones que jamás llegaremos a entender, todo en esta vida pasa justo cuando tiene que pasar.
Quiza por todo esto, estoy aqui, la misma chica rara de siempre, la misma con esas locuras tan racionales y esos sueños tan tontos pero tan bonitos, con esa emoción intacta y esas inmensas ganas de comerse al mundo, aqui y ahora, merodeando alrededor de mi ciudad buscando un pedazito de "queseyó" que me ayude a encontrar mi lugar.